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LOS SIETE SENTIDOS

No sé porque te quiero

" No sé por qué te quiero
será que tengo alma de bolero
tú siempre buscas lo que no tengo
te busco en todos y no te encuentro
digo tu nombre cuando no debo.

No sé por qué te quiero
si voy a tientas tú vas sin freno
te me apareces en los espejos
como una sombra de cuerpo entero,
yo me pellizco y no me lo creo.

Si no me hicieran falta tus besos
me tratarías mejor que a un perro
piensa que es libre porque anda suelto
mientras arrastras la soga al cuello.

Querer como te quiero
no va a caber en ningún bolero
te me desbordas dentro del pecho
me robas tantas horas de sueño
me miento tanto que me lo creo.

Si no me hicieran falta tus besos...

Querer como te quiero
no tiene nombre ni documentos
no tiene madre no tiene precio
soy hoja seca que arrastra el tiempo
medio feliz en medio del cielo. "

Ana Belén

Ayer escuchaba este bolero de boca de Pasión Vega. Siempre me ha parecido una canción especial, de esas que las puedes escuchar cientos de veces y te siguen emocionando. Me imagino a dos personas bailando  en un salon a oscuras frente a un balcón abierto. Me imagino a una pareja que hace el amor en un callejón vacio. Me imagino un corazón colgado de un arbol de cristal. Me imagino lágrimas secas en una cara de asombro. Me imagino ese dolor de la herida en un labio auto-mordido por no poder besar. Me imagino una boca que rabia. Un cuerpo que se derrite.

Todas las noches sueño que todo va bien...

Dias nublados aunque no deje de caer el sol. Me duele la cabeza. Esta demasiado llena de nada. Pero la nada no deja de dar vueltas. Como mejor se lleva la nada es con la posición horizontal. Aunque apenas duerma. Como mejor se está es tumbada boca arriba en la cama, muy muy quieta, imnotizándome con la osa menor fosforescente. A veces se agolpan unas ganas de llorar sin procedencia que se pasan con un par de lágrimas y vuelvo a mi techo vacio si no fuera por esas estrellas artificiales.

 Es dificil saber que quieres  y que no en estos días. Es dificil saber que va bien, cuando lo unico que sabes es que tu no vas bien. Es dificil buscar soluciones en estos días sin sol....

SALITRE 48

 "Cuando pienso en Salitre48 no pienso en una calle; pienso en una playa, en carreteras secundarias, en un hotel de Conil de la Frontera, en un par de botas sucias, en puentes que se cruzan en ambos sentidos, en un café en el puerto de Mahón, en un ron con coca cola en el "Wild Thing", en una bandada de gaviotas en la costa del norte, pienso en primavera, pienso en un otoño de párpados caídos, en un libro de poemas de Bukowski, en un atardecer en Porto Colom, en una colección de lunas llenas, en una verbena de barrio, pienso en mis amigos y en Violeta, en un verso de García Montero que dice "vivir es ir doblando las banderas". Pienso en bailarinas, en camareras, en peluqueras, en agentes de policía, en cantantes de orquesta, en Susan Sarandon en la última escena de Atlantic City, en Darío Grandineti en El lado oscuro del corazón, pienso en septiembre, pienso en hierba, en olivos, en lolitas de extrarradio, en pájaros mojados, en clubs destartalados, en una estación de tren. Pienso en sesión de madrugada, en viernes por la noche, en una montaña rusa, en ropa interior tendida al sol, en aviones que despegan, en Madrid amaneciendo tras una noche de copas, o caminando por una Barcelona solitaria el día de Navidad. Pienso en un billete de ida a la ciudad del viento, en el sol entrando por la ventana de una casa desvencijada por los ladrones, en un piano tocado con dedos de cemento mientras afuera pasa el Carnaval. Cuando pienso en Salitre48 oigo tus pasos subiendo la escalera de madera, cruzar el pasillo, llamar a la puerta, entrar en casa... "

Q.G.

Tengo una muñeca que regala besos

 "Tengo una canción,
una habitación,
tengo una muñeca que regala besos,
Nada en especial,
un emotival
no sé cuántos huesos
y una foto de papá y mamá...
¡qué jóvenes están!
Tengo que aprender
uno y uno: tres,
ya se que la vida
es una herida
absurda.
Ganas de matar,
dos copas de más,
una risa curda,
un libro viejo de Robert Arlt
que no me deja en paz.
Tengo una cruz
de estrellas en el sur.
Y, además,
hoy por hoy,
donde voy?
loco,
mareado por los focos
de azúcar y de sal,
de miedo y vanidad.
Del siglo que cumplí,
del pibe que no fui,
de todo lo que deja cicatriz.
Y no hay manera de evitar
el salto mortal
de vivir. Miércoles... jugo de ceniza,
lunes... pétalos de tiza
en el cristal.
Y... en fin,
tengo todo lo que perdí,
fumo Parisiennes,
toco con Chopin,
cultivo mi jardín,
me pone triste el mar,
y, cuando tardas en venir,
mi cama es una cama de hospital.
Y, además,
tengo una muñeca que regala besos.
"

Joaquín Sabina y Fito Paez

Nosotr@s.

Según los informativos de ayer, 25 de julio, las familias españolas evolucionan hacia modelos no tradicionales: parejas de hecho, madres solteras, solteros, matrimonios homosexuales y personas divorciadas que alternan la custodia de sus hijos. El divorcio a aumentado (en cifras que ahora no recuerdo). Las causas de ello son entre otras el papel de la mujer en el mundo laboral y la forma de entender las relaciones. Actualmente prima la busqueda de la satisfacción persona: yo quiero viajar, yo quiero tener exito, yo quiero X o Y.

Parece ser que para amar eternamente (si es que ese termino no ha caducado completamente), no basta con que pensemos "yo quiero X o Y", sino que tenemos que aprender a hablar (y pensar) en plural.

Nosotr@s. 

Volver a ser un niño

No quiero que nunca jamas pierdas ese destello que brota en lo más hondo de tus ojos. Ni que jamás dejes de acurrucarte bajo mi brazo. Ni que se te aplane la sonrisa. No quiero que tus lagrimas colapsen tu garganta. Ni que contengas los reproches. No quiero que la ilusión se te vuele de las manos, ni que se te quiebren las alas.

"Con la inocencia más graciosa,
que apaga el tono de la rosa,
con ese brillo que te vuelve un niño,
llegaste como si tal cosa."

hotel solitarios

 " Yo toco en el hotel de los solitarios
Después de las medallas y el cabaret
Le pido al camarero que llene el vaso
Y luego repartimos la propina
Tengo bastante con morder
algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque"

 

No me baño en oro todas las mañanas.

No brillo.

No salgo a la calle para hacer algo por este mundo.

No saldré en los primeros puestos en ninguna lista. 

No triunfaré.

No se me escurren los diamantes por el cuerpo.

No se cosas que no sepan otros.

No hago nada que otros no hagan.

Ni siquiera siento nada que otros no sientan.

 

Salgo cada mañana a la calle sin más ropa que mi piel.

Sin más ropa que mi piel he vivido todas las tormentas.

Me basta con secarla al sol para estar lista.

A veces dos manos revolotean sobre un cuerpo

como el viento traza recorridos secretos por las calles.

Levantan el polvo,

las hojas secas

y la mierda que se acumula en los rincones

y echan a la puta soledad

de esa esquina que venía ocupando cada noche.

A veces dos manos pueden contener toda la belleza del mundo,

pueden trazar letras invisibles,

pueden pintar todos los colores y

y dibujar sonrisas en cada rostro que acarician.

A veces unas manos pueden deshacer trincheras,

tirar todas las puertas,

levantar banderas,

entrar rompiendo amarras en un apartamento vacio y sin ventanas.

A veces dos manos pueden amarrar los relojes de todas las estaciones

y revolucionar tardes perezosas que dormitan sobre la hierba humeda.

 

El dueño de la herida

"Dicen que la juventud es tu edad predilecta, y dicen que la primavera es el tiempo en que sueles aparecer, Amor. Yo no puedo creerlo. Tú, que marcas el rumbo de las constelaciones, y diriges hasta los más pequeños ritmos de la tierra; tú, que conduces a los perros por los delicados caminos del olfato, y engarzas a las mariposas con larguísimos hilos invisibles; tú, que embelleces a cualquier criatura para seducir a otra, y organizas imprevistos y suntuosos cortejos nupciales, no puedes restringirte a una edad ni a una hora... No es que seas el aliado del día o de la noche, de la luz, de la lluvia, de la carne y del alma de la carne: es que eres todo eso. La vida tiende a ti; levanta su oleaje atraído por ti, igual que las mareas por la luna, y tú cubicas sus caudales, aforas sus corrientes, mides sus resplandores, distribuyes sus verdes avenidas. Tú eres la fuerza de la fuerza; por ti reinan los reyes, y besan los cautivos sus cadenas. Tú eres la mano que sostiene al mundo, y eres el mundo y sus ciegos sentidos. Tú dispones los granos de incienso de la felicidad y las charcas salobres de la pena. Sólo queda fuera de tu jurisdicción el tiempo inmóvil y vacío de la melancolía. Por eso yo no creo que tengas edades y estaciones: una mirada, un libro, un río, una canción, una manera de entrelazar los dedos... Tú, el águila bicéfala.
He empezado a escuchar los gritos del silencio. Hay momentos en que dejo de respirar para oírlos mejor, y luego debo respirar más hondo para recuperarme. Un suspenso que vibra en torno mío pone su ala sobre mi boca si hablo, o sobre mi mano si es que estoy escribiendo, para indicarme que ha sonado la hora de prestar atención. Algo que echo de menos y no sé lo que es me desocupa del pasado, como si fuese sólo un punto de partida, y me empuja al futuro, ignorando también lo que será. Cargado con antiguos recuerdos que me han hecho el que soy, siento que sin querer salgo a la busca -a la espera, mejor- del reino nuevo. En el aire percibo tu presencia. No tu presencia aún, sino el aura de jilgueros, de ramas perezosas, de impacientes heraldos que siempre te preceden. ¿Acaso no eres tú tus heraldos también? No quisiera engañarme, pero estoy presintiendo tu llegada, y no sé hacer nada más que mirar alrededor apasionadamente...

¿Desde dónde vendrás? ¿Descenderás la cuesta, o subirás del río? ¿Es el Sur, o es el Norte quien te envía? ¿Qué lenguaje hablarás? ¿Bajo qué amable rostro te encubrirás ahora? ¿Tendrás los labios gruesos de la primera vez, la nariz breve de la segunda, los ojos de mar claro de la siguiente, la sonrisa -que dominaba al furor y retenía la gloria- de la última? ¿Vendrás de golpe, como en cierta ocasión, igual que el rayo, o de puntillas, subrepticio así el día y la muerte, o quizá ya estás dentro de mí, y salgas cualquier tarde riendo a carcajadas como un niño? ¿Qué estás haciendo ahora, mientras yo te echo en falta? ¿Me echas tú en falta a mí; en qué trabajas; vacilas; sientes incompletas la noche y la mañana? Cuántas dudas hasta que surjas agitando la alegría lo mismo que un pañuelo.

Cuando llegues, Amor, tendrás que recibirme como soy, no como te imaginas. Tomarás mi libertad y me darás la tuya. Tomarás mi compromiso y me darás el tuyo. Empezaremos juntos a nacer; pero no será posible desentenderse de los pesados lazos del recuerdo. Yo sé que tus facciones inauguran el mundo: procuraré que no se interpongan entre tú y yo facciones anteriores, la fresca y dúctil piel sobre la que dormí, las caricias a que me acostumbré, los extremados cuerpos que asaltaron mi soledad un día, el deseo que jamás se agotaba y se agotó... Tú, que espoleas el tiempo, tendrás que darte prisa. Ten cuidado con él, porque cuando no estás transcurre en vano. Y se hará tarde, Amor, ya se hace tarde. ¿Y cómo, entonces, a la noche, podría ser examinado en ti?

O quizá no te fuiste. Jugaste al escondite, y eres el mismo siempre, que aparece y desaparece como en broma. Un prestidigitador que saca de su chistera un variado surtido de sorpresas... Quizá eres yo también. Yo, que alargo la mano. ("Alargaba la mano y te tocaba. / Te tocaba: rozaba tu frontera, / el suave sitio donde tú terminas.") Si es así, no cambies más de cara ni de gesto. Quédate quieto aquí. Mirémonos a los ojos despacio: no más desastres, no más crímenes. No entres una vez más a saco en la ciudad que es tuya. Serénate, puesto que tienes mi edad, si es que eres yo. No cambies de sonrisa, ni de rasgados ojos, ni de alargadas manos. No mudes el color de tu pelo, ni la forma de entrecerrar los párpados cuando se acerca el beso. Deja caer tu cuello sobre la almohada con el mismo desmayo de ayer. Deja tus brazos en torno de mi cuello igual que una bufanda para los días de frío venideros... Si no te fuiste, no te vayas más. No te disfraces; no finjas alejarte; no te hagas el dormido. Porque no hay demasiado tiempo, y habrá que darse prisa... Pondremos los recuerdos encima de la mesa: la noche aquella de agosto junto al mar, las músicas ardientes, la desolación de todos los principios, su júbilo infinito, la incertidumbre de los tactos, la torpeza, las amargas palabras, el inconsciente gozo que salta como un pájaro efímero de un hombro en otro, la torpeza recomenzada cada día, el beso refugiado en la comisura de la boca entreabierta, la conversación muda de los ojos en las viejas tabernas, el atardecer que resbala sobre las aceras, y siempre la torpeza resistiéndo- se a reconocer que tú eres la única dádiva posible de la vida... Encima de la mesa los recuerdos comunes, como una manoseada baraja con que jugar por fin la última partida. Una partida en que nos asesoren todos los que hemos sido hasta ahora tú y yo.
Cuando llegues -si tienes que llegar- entra sin hacer ruido. Usa tu propia llave. Di buenas tardes, di buenas noches, y entra. Como quien ha salido a un recado, y regresa, y ve la casa como estaba, y lo aprueba, y se sienta en el sillón más cómodo con un lento suspiro. Abre cuando llegues, si quieres, la ventana a los sonidos cómplices de fuera, y a la luz, a la favorable intemperie de la vida. El tiempo en que no te tuve dejará de existir cuando tú llegues. Todo será sencillo. Como una rosa recién cortada, se instalará el milagro entre nosotros. No habrá nada que no quepa en mis manos cuando llegues. Tornasoladas nubes coronarán el techo de la alcoba. ¿Dónde están mis heridas?, me diré...
Pero escúchame bien: llega para quedarte cuando llegues."

El dueño de la herida- Antonio Gala

Una mujer da de comer a los gatos

"Una mujer da de comer a los gatos
debajo de mi casa
hay que creer en ciertos seres humanos
en estos tiempos que pasan"

Ayer una mujer ponía de comer a los gatos del parque. Sí, parece que todavía pueden haber personas así. Personas a las que les conmueven esos pequeños sin nombre y que disfrutan mejorando un poquito la vida a los demás. Me hizo gracia que una mujer disfrutara saliendo un domingo por la tarde para poner pequeños montoncitos de comida a esos gatos. Me hizo sentir bien.

Y tú llevabas en tu bolso comida para los gatos del parque. Y te ví arrodillada ante esos pequeños sin nombre a los que nadie hace caso y supe que te sentías mejor haciendo algo por ellos. Sí, hay que creer en ciertos seres humanos en estos tiempos que pasan. Una sonrisa llena de orgullo me está inundando los labios. Me haces sentir bien.